28 octubre 2005

CRÓNICA ROSA: a mi mujer le ha dado por correr...


Rosa, mi mujer, es de esas personas que están convencidas que el ejercicio no va con ellas. Son de esas personas que disfrutan durmiendo, sobre todo en la sobremesa y en el sofá (como Dios manda). Son de esas mujeres que creen que con el bregar diario en los quehaceres de la casa (lavadora, hacer de comer, hacer las camas, planchar, bañar la niña, etc), es ejercicio suficiente como para estar preparados para unas olimpiadas (ejercicio que, todo hay que decirlo, realiza una vez que cumple con sus 8 horas de trabajo). Vamos, Rosa es una mujer de hoy. (¡Ojo!, para l@s mas suspicaces, los quehaceres de la casa los compartimos juntos, que conste.)

No le puedo quitar la razón, claro está. Pero llevo insistiendo, desde al menos dos años, cuando empecé a correr, en los beneficios que se obtienen de la práctica de un ejercicio aeróbico diario, ya sea andar, bicicleta, natación, o el trote cochinero que tanto me gusta a mí.

Son numerosas las excusas que me ha expuesto en otras tantas ocasiones: “que no tengo tiempo”, “a quien le dejo la niña”, “que no tengo ropa”, “que hace mucho frío”, “que esta lloviendo”, etc, etc.

Pues bien, el pasado Martes 13 de julio, cuando llegué de hacer series (5x1.000 en un recorrido total de 9 km) con la fresquita (a 36ºC) me propuso salir a andar, para hacer un poco de ejercicio....(¿?)...

¡¡Me ha tocado la lotería¡¡, pensé en ese preciso instante. Era un momento mágico. Uno de los días más felices de mi vida. Ya me veía compartiendo un Maratón con mi media naranja, (compartimos nuestra vida desde hace más de 15 años, que podríamos llamar también maratón) ¡¡Que alegría¡¡

- “Nada, nada. Yo te acompaño sin problemas. Sentamos a Rosita en el carrito, yo la empujo, y voy acompañándote. Espera que coja una botella de agua, por si las moscas”
- “Pero no tengo ropa adecuada”- me respondió
- “Sin problemas, cariño. Mañana mismo estamos en el Decathlon, y te compras lo que quieras, que yo lo pago”
- “Bueno vale, me apaño con lo tengo”

Y con unas botas tipo “Panamá” , unos pantalones bermudas y una camiseta de mangas cortas, nos ponemos rumbo a la primera salida andarín en pareja: ¡¡1.500 metros en 15 minutos!! (una vuelta a la manzana) y sin pestañear. Y mi hija, de tres añitos y medio, encantada con la nueva experiencia.

- “Bueno, PLUM, mañana damos dos, ¿vale, mi amor?”
- “Esto...., ejem... vale cariño, dos vueltas, lo que tu digas corazón” –mi asombro no paraba de crecer... vamos que ya me veo entrando en meta en el maratón agarrado de la mano de mi mujer y llevando en brazos a mi hija ¡¡que ilusión¡¡. Ya estaba leyendo el pié de foto de la portada del Diario de Sevilla: “¡UNA FAMILIA ENTRANDO EN META!”

14/7 - Miércoles: Al día siguiente visita al Decathlon y me dejo en caja 135€, incluido unas Rebook “Quick Turn” blancas, chulisimas, a 50€, y tres juegos de pantalones y camisetas (a juego con no se que..., con el color de no se cuanto...., que si van con el color de las uñas..., y con las mechas del pelo,.... que complicado es comprar ropa de deporte a una mujer, pero en fin, el objetivo es que lo practique)

Esa misma noche, dos vueltas a la manzana en 30 min, unos 3 km, estrenando la indumentaria adquirida esa misma tarde, muy guapa que va, y contenta. Intercalamos en la segunda vuelta, un par de trotecillos, y mi mujer, Rosa, sigue entera, parece que le gusta. La que disfruta es mi hija, Rosita, que me pide una vuelta mas (como va sentada, no sabe ná la gachí).

15/7- Jueves: después de machacarme las piernas con 8 series de 500, y un total de 9 km, entre calentamientos (con el calor que hace, joé) y descalentamientos, abdominales y estiramientos, llego a casa y Rosa me espera con la intención de salir a andar (pues si que le ha dado fuerte, ¡no me lo puedo creer¡ ¿será la caló?). Sin pensármelo dos veces, me cambio de camiseta y calcetines, cojo las botellitas de agua y a darle marcha al cuerpo:
- “Cariño, hoy vamos a dar tres vueltas, ¿vale?” –me dice
- “Como tu mandes, mi amor” –contesto asombrado
- “Pues ala, coge a la niña, y vámonos que nos vamos”
1ª vuelta, en 15 min, vamos a un ritmo fuerte. No dejo de empujar el carrito, mientras mi Rosita me comenta, entre otras cosas:
- “Papi, papi, mira que perrito mas chiquitito, que “monito” es, oiiiiggg, yo quiero uno y.. y otro, y otro y otro”.
- “Tu se lo pides al abuelo (arf, arf) que te compre una docena de perritos, y otra de gatitos también”
- “Papi, papi, yo quiero ver el tren, blanco y rojo, yo quiero verlo”.
- “Ahora, rosita, ahora, a la siguiente vuelta (arf, arf ) lo vamos a ver”
- “Papi, papi, yo quiero agua... no de mi botellita no, de la tuya...., fresquita”
- “Vale, vale, (arf, arf) pero no me tires mas la botella al suelo, que se parte, ¿vale?”
- “Papi, papi, yo quiero bajarme, papi....”.
- “¡No, Rosita!. ¡Siéntate bien que vas a partir la crisma!. No ves que mamá no se para, (arf, arf...) (quién me mandaría a mi convencer a mi mujer, si parezco el Paco de la Omaita de los Morancos, con la lengua fuera, (arf, arf).”

Al rato me comenta Rosa que siente algunas molestias en las piernas. Y yo, muy en mi papel de experto corredor el comento:
- “Es normal, chica, estás empezando a realizar un ejercicio que nunca antes habías practicado. Eso son los cristales del lactato (¿?), que lo he leído en el runerguor. Tu tranquila que con el tiempo y practicando el mismo ejercicio verás como se te pasa”

Y pienso “¡Coño!, al que le duelen las piernas es a mi, que cuando me toca descansar, me pones a andar como una moto, y empujando en el carrito los hermosos 15 kg de Rosita me lleva ahogado. Y la tía sin pestañear, parece que lo lleva haciendo toda la vida”

En la segunda vuelta arriesgamos un poquito y trotamos cochineramente unos cuantos metros, parece que aguanta pero...
- “Arf, arf, Plum... parece que no… que no puedo, que me paro.... arf, arf.”
- “Vamos, cariño, arf, arf, hasta la siguiente farola..., son unos pocos metros mas... arf, arf.”
- “Lo siento, arf, arf.... me paro”
- “Bueno, seguimos andando y verás como te recuperas, ánimo, respira hondo, por la nariz y expúlsalo por la boca. Pero si te hace falta oxigeno, respira por la boca también (me parezco al Rodrigo Gavela dando consejos)”
- “Papi, papi, yo quiero dar una vuelta mas”
- “Ahora cariño, (arf, arf) no ves que tu madre se ha parado”

Bueno, llegamos a terminar la 2ª vuelta, en 14 min. Parece que el trote cochinero ha surtido efecto, y hemos arañado un minuto al record de la distancia, jeje. Rosa se queja que le duelen la tibia, los tobillos, los muslos, y ¡que le arde la cara¡
- “¿Te has quitado el maquillaje, niña?” –le pregunto
- “¡Hay!. No. Eso será, claro, que no me deja sudar. El próximo día me lo quito antes de salir”

Llegamos a casa exhaustos, menos Rosita, que pide mas vueltas, pero la experiencia parece que ha sido muy positiva.

Se ha propuesto andar dos vueltas de lunes a viernes, y aumentando progresivamente hasta tres, y cuando vaya cogiendo fondo, intercalar intervalos de carrera (como bien le he aconsejado) hasta que pueda correr una o dos vueltas a la manzana (que tiene unos 1.500 m).

Incluso ha comentado entre sus compañeros de trabajo, donde hay una pareja que corre habitualmente, que se vayan preparando, que la próxima carrera la hace con ellos.

¿Estaré soñando? ¿Habré conseguido “reclutar” una corredora mas? ¿Correré con Rosa alguna carrerita? ¿Y un maratón? ¿Me habré casado con una Marta Domínguez, y yo sin saberlo? ¿Se me habrá acabado el chollo de las cervecitas después de las carreras? ¿Tendremos armarios suficientes para las camisetas que nos den?

Todas las respuestas en el próximo capítulo

Saludos, PLUM.

TO BE CONTINUED

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues desde aquí mi mayor apoyo a Rosa, y a Rosita, que quieras que no también se chupa los mismos kilómetros.