24 octubre 2005

Mis comienzos en este mundillo


¿Y como empecé en esto del correr, yo que nunca he corrido en mi vida, ni tan siquiera para coger el autobús?. Pues todo empezó hará unos cuatro años. Allá por el año 2001, después de una etapa dura en el sentido profesional, muy dura, dejé de cuidarme y engordé. Yo que mido 1,80 chispa mas o menos me situé en los 106kg y en una revisión periódica me sacaron en la sangre de tó, acido úrico, glucosa, transaminasas altas, etc, etc, asi que nada a hacer dieta, y ejercicio moderado.

Pedí prestada una bici estática y con un poquito de voluntad me levantaba todos los dias de lunes a viernes una horita antes pa macharme el cuerpo a base de pedaleos. En cuestión de 3 meses me planté en 85kg, a base de dejar de comer “porquerías” y de dejar de beber alcohol. Le hice 2.000km y partí dos correas a la bici.

En el verano de 2002, Rosita, mi hija, apenas tenía 18 meses. Cogimos una semana para irnos de vacaciones a Sanlucar de Barrameda en Cádiz (el año anterior al ser la niña muy pequeña no nos movimos de Sevilla) y tras meter en el coche todo lo necesario, el calienta biberones, el desinfecta biberones, los biberones, los cereales, el tacatá, la cunita, etc, etc, ví que no cabía la bici estática, y decidí prescindir de ella una semanita, pero por si me entraba el mono me llevé unas botas de baloncesto que tenía de mi época moza y unos culottes de ciclista por si me decidía a correr.

Y fue una tarde calurosa de agosto cuando mi cuerpo serrano, 85 kg de voluntad, se decidieron salir a trotar por la orillita del mar, junto a la desembocadura del Guadalquivir, al fondo el sol poniéndose en el horizonte, a la derecha las barquitas y tras ellas el coto de Doñana; solo fueron 35 minutos, no serían ni 5km, pero aquello me supo a gloria.

Imaginaos que estilo, corriendo al igual de como calientan los jugadores de baloncesto, arrastrando esas pesadas botas pa no resbalar en el parqué, y la planta de runner, unos culotes de ciclistas, las botas de cuero de baloncesto y una camiseta de propaganda de Kaliber (el alcohol lo tenía prohibido, por el hígado graso).

Repetí todos los días mientras estaba en Sanlucar, hasta que volví a Sevilla, donde volví a retomar la bici estática hasta que de nuevo rompí la cinta y esperando a ir a comprar una de repuesto, me decidí esa tarde a salir a rodar otra vez, con tanta fortuna que me crucé con un vecino, veterano corredor popular, que me vio trotar. Aquella casualidad cambiaria mi vida para siempre.

Después de unos días al ir a comprar el pan se me acercó y me preguntó que si corría habitualmente, a lo que le conté mi historia, así que me animó a participar en una carrera popular, muy bonita, según sus palabras, con la meta en el mismo estadio “casi” olímpico de La Cartuja, la nocturna del Guadalquivir, de tan solo 10km. Aquello me pareció un reto difícil de superar pero no imposible, hasta ahora no había salido mas de 35min.

Me improvisó un plan de entreno de apenas un mes, donde me proponía ir trotando al parque Infanta Elena (PIE) darle una vuelta y regresar a casa, eso mas o menos eran unos 6,5km y si eso lo hacía tres o cuatro veces a la semana, tenía chupado la carrera. Además eso de entrar en la meta en el estadio, se te van a poner los pelos como escarpias, me dijo.

Y así lo hice, llamé a un antiguo compañero de curro, el Sr. Vaya, que habitualmente hacía este tipo de carreras y me apunté con él a la Nocturna. Después de seguir a rajatabla el entreno, llegó el gran día y nerviosito que estaba allá que nos fuimos. Me tomé un cafecito antes pa eso de estar a tono y al llegar el ambiente era inigualable, no había vivido experiencia igual en mi vida, para colmo era la primera vez que visitaba el “coliseo” cartujano y ya desde la explanada los aparcamientos podía divisar la imponente mole, con sus focos iluminando las pistas, impresionante.

El gentío de corredores era espectacular, venidos desde todos los puntos de Andalucía y de Extremadura, incluso algunos de mas lejos, regueros de atletas iban camino de la salida, en la Avda. Carlos III, el mismo sitio para la salida del Maratón, con sus arcos de globos multicolores, y la música de fondo animando a ritmo roquero de los Queen, “güiiiiaaardechaaaaampion”... los pelos de punta.

Sonó el pistoletazo de salida y durante 5 km fui rodando a paso casi de tortuga, era la primera vez que iba a estar mas de 45min corriendo y había que reservar fuerzas, no dejaban de pasarme corredores, yo miraba hacia atrás para ver si venía el autobús escoba, pero los veía lejos, de momento no iba a llegar el último, tampoco el primero. Mis compañeros se fueron hacia delante, a su ritmo, yo al mío, ya empezaría a apretar en el km5.

A la vuelta en el puente del cachorro en un repecho me quedé prendao de las vistas, la gran marea de gente que me precedía y que me seguía, espectacular, no sabía que hubiera tanta gente corriendo, no me sentí solo en este mundo de corredores, éramos muchos, y me sentí inmensamente feliz.

Desde el km 5 hasta meta decidí apretar, y fui adelantando a corredores ya casi sin aliento, y con un fuerte dolor en ambas plantas del pié. Se me ocurrió estrenar zapatillas, pasando de todos los consejos que dieron, pero era novato, hay que entenderlo.

Pero me daba igual, la sensación, aunque iba un poco ahogado, era de euforia desatada, parecía que iba volando, sin parar de adelantar a otros corredores, el dolor de los pies me daba igual, estaba disfrutando de una sensación de libertad sin igual, en toda mi vida había sentido cosa parecida. Acababa de renacer. Era estupendo.

De pronto, cruzando el parque del Alamillo, nos encontramos de frente con el estadio, ya tan solo quedaban 2 km hasta meta, dábamos la vuelta al coliseo por los aparcamientos, y entrábamos por el túnel norte, para recorrer el último km por los bajos de las gradas, que tras subir una pequeña rampa accedíamos al esplendor del estadio, una vuelta a la pista y listo.

El verde brillante del césped, ese olor intenso a hierba mojada, la humedad, y el tartán jalonado con numerosas banderolas, arcos de globos, y arcos de meta hinchables, con la música de fondo y una grada repleta de público, y el arco final de meta con el reloj marcando el tiempo de carrera, corredores felicitándose, caras de cansancio y alegría y de una enorme satisfacción por haber llegado a Meta...

Al salir, me dan una bolsa con un paquete de patatas fritas, una medalla y una camiseta, y al ir a encontrarme con mis amigos un mostrador de cruzcampo repartiendo a diestro y siniestro cerveza. En ese momento pensé para mis adentros, que se pare el mundo ahora mismo que yo me bajo y me quedo aquí que esto es el Paraíso.

Desde entonces, llevo más de veinte medias maratones, cinco de 25km y cuatro maratones, e innumerables carreras populares mas cortas (desde enero llevo rodados 2.200 km).

Pero lo mas importante de todo es la infinidad de buenos amigos conocidos gracias a esta sana adicción.

Y un objetivo: 101km contra el cáncer

Salud. PLUM

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola PLUM,

Pues sí que los corredores guardamos buenos recuerdos de cuando empezamos a correr, creo que si no fuera por ellos no hubiéramos seguido corriendo. Otra cosa que también tenemos en común todos es lo extravagante y ridículos que nos parecíamos a nosotros mismos (aunque en realidad no lo fueramos) el día que nos calzamos unas "bambas" del año la pera y las calzonas Cejudo de jugar al fútbol o las bermudas del verano.

Yo también recuerdo con cariño mi primera carrera en mi barrio, al mes de estar corriendo, mi primera media maratón un tanto aburrida por la Cartuja pero con una gratificante llegada al Estadio Nada-Olímpico (que no es ni semi) o mi primera y hasta ahora única Maratón.

Por cierto, que no te imagino con 105kg, deberías ser un figurín.

Saludos, Rafa.

PD: te he enlazado en mi blog y estoy comenzando la cuestación para comprarte otro km, que el que tengo reservado te lo pago yo.

Plum Tachimowsky dijo...

Jaja, lo de las calzonas Cejudo va a ser que si, jaja, gracias por todo compañero de fatigas, y espero que te vaya bien por Madrid.
Un abrazo. PLUM

magopepo dijo...

Y a mi que esa historia me suena y no sé de qué....

Saludos CEpC