11 octubre 2005

Niños

(Fuente: diario El País. Cartas al director 10/10/05)

Ayer, mientras caminaba, vi a un niño de unos siete años, tal vez menos, colgado de la puerta de un autobús avisando a la gente que era el autobús para Tlalitax; también vi a una niña, mas pequeña aún, que cargaba con un acordeón con el que apenas podía caminar, cantaba y tocaba para conseguir unas monedas; una niña de apenas tres años corría ilusionada con dos ciruelas que un señor le había regalado para que se las diese a sus papás que, sentados en el suelo, pedían unas monedas; hablé con un niño de ocho años que cargaba un montón de cajas de fruta usadas para arreglarlas y revenderlas (aún no me explico cómo era capaz de portear esa carga), a lo lejos vi como un niño bolero limpiaba los zapatos a un señor que leía el periódico.

Desde el autobús vi a tres niños, hermanos seguramente, que jugaban mientras su mamá vendía chicles en el semáforo. Un niño con la cara pintada como un payaso contaba chistes y chascarrillos mientras el autobús me conducía hacia la realidad. Le oí decir: “los papás tienen derecho a trabajar y los niños a jugar”. No lo dije yo, lo dijo un niño. Y los niños nunca mienten.

El mundo es injusto, los papás no tienen trabajo y los niños no pueden jugar. Este es el día a día no solo en lugares como México, sino también en países tan desarrollados como España. ¿Quién no ha visto a una mamá pidiendo unas monedas con su bebé en los brazos, quien no ha visto a unos niños a cargo de sus hermanitos menores porque su papá nos limpia el parabrisas del coche, mientras lo maldecimos por el simple hecho de intentar sacar a su familia adelante?. El mundo es injusto. Los papás no tienen trabajo y los niños no pueden jugar.

No es cuestión de caridad, sino de justicia. No es fácil cambiar el mundo, pero lo justo sería cambiarlo. ¿Cómo cambiarlo? Cada uno sabe muy bien lo que tiene que hacer, pero claro, volvemos a lo de siempre: es mas fácil mirar hacia otro lado, o no terminar de leer esta absurda carta.- Damián López López. Oaxaca, México.

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