Emilio, el marido de la hermana de mi madre, es un pedazo de persona.
Ya jubilado, ha estado toda su vida trabajando en una empresa reparando electrodomésticos, en el servicio técnico, pero su verdadera pasión eran los trabajos manuales artesanos. Un verdadero manitas, pero de la madera. Además, su hermano era imaginero y mi tio se dedicaba en sus ratos libres a hacer guitarras flamencas de forma artesanal (y que bien suenan).
Hasta el torno mecánico que empleaba lo había construido él. El taller lo tiene en la azotea de su casa del casco histórico de Sevilla, en el barrio de la Macarena, muy cerquita de la muralla árabe, a dos pasos, vamos. Solo por el olor a madera que lo impregnaba merecía la pena visitarlo y observar como trabajaba la madera con sus manos. Su hijo Emilito ha heredado las habilidades y técnicas de su hermano imaginero, “el padrino”, como era conocido por todos, y actualmente tiene su propio taller en la plaza del Pelícano. Otro manitas.
Emilio, el padre, era un padrazo. Recuerdo cuando niño, cuando nos visitaba a casa de mis padres, antes de irse, nos sentaba por turnos a todos los primos en sus piernas para manejar el volante de un seita, con aquel olor antiguo que tenían los coches de antes. Recuerdo el tacto suave y cálido del volante del coche y el ronroneo del motor. Aquella palanquita que encendía las luces y esos pilotos pequeñitos que parpadeaban cuando se conectaba el intermitente y el tac-tac que sonaba. Para nosotros era una fiesta.
Recuerdo cuando me ponía en la mano y a espaldas de mi madre una moneda para comprar chucherías. Me sentía el niño mas feliz del mundo.
Recuerdo por Feria, como nos fabricaba unas cañas que eran las mas codiciadas de la fiesta. El mismo iba a buscarlas y con sus manos expertas realizaba los cortes oportunos. Con una goma que sacaba de cortar un trocito de una cámara de rueda de bicicleta afinaba la caña. Y hala, para la feria.
Emilio, mi tio, era muy buena gente. Ayer falleció, en su azotea, en su casa, donde mas disfrutaba y le gustaba estar. En su taller.
Descansa en paz (seguro que estará pensando en fabricarle unas guitarras a los ángeles que le rodean).
Salud. PLUM
3 comentarios:
Siento lo de tu tio, Plum. Lo mejor de la vida es que luego recordamos sólo lo bueno y recordar es vivir.
Lo lamento de verdad Jose Manuel. Lo has descrito muy bellamente.
Gracias de todo corazón.
Salud. PLUM
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